domingo, 21 de agosto de 2011

DE POTEO POR LOGROÑO

Si había una razón para llegar a Logroño era el Poteo. Había oído a Elena (¡¡que por cierto tiene plaza en Biescas!!) y a Rafa el del Camino, que Logroño era una ciudad muy viva para el poteo. ¡¡Y hostias!! Si pasas la calle Portales a la izquierda, accedes al mundo del poteo logroñil. Y allí, dos sitios; uno es el capricho de los caprichos en tema pintxos y en tema vinos: foie con queso de cabra en salsa de fresa, ensaladilla de mar con gamba haciendo el pino, regalo de alcachofa y jamón ibérico en bolsita crujiente de pan, pintxo de atún fresco, cocochas en tempura con pimiento najerano, tiritas de bacalao al ajillo, crep de boletus... así hasta nueve maravillas diferentes acompañadas por dos Lan: el d-12, normalito, y el edición limitada, llena de sabores frutales, especias, y un regusto maravilloso y sorprendente a incienso. Después, en otra calle, en un lugar regentado por una habanera del Cotorro que estudió con nosotros en la ENA, mira tú, comí la mejor tortilla de patata del mundo, tal como la presentó un logroñés de avanzada edad, con razón.  Pequeña, redonda, y cremosa. El vino Predicador tenía el equilibrio de la sabiduría. Una fiesta, un regalo.

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