domingo, 27 de febrero de 2011

EL DIABLO EN EL CUERPO



 Me permito aquí parafrasear a Stevenson, en parte porque hollar espacios vírgenes me remite siempre al tiempo del genial Robert Louis; aquellos días en los que todavía había espacios por descubrir. El jueves, en el valle de la Bonaigua, ese mismo diablo se me metió en el cuerpo. Después de la inmensa nevada del Miércoles, “la mayor nevada del año”, el jueves nos regaló un valle virgen que invitaba a deslizarse por la parte no pisada. De esas oportunidades tiene uno pocas en la vida, en estas latitudes. Pero esa llamada encierra dos preguntas: una se interroga por la necesidad del ser humano de pisar por primera vez lo no pisado, la otra se pregunta por el reto, más que por el riesgo. Y en ambas fracasa el hombre y vence la llamada. A pesar de los iniciales titubeos, un par de pruebas fuera de pista nos llevaron a perderle el respeto a la Peülla, y a dejarnos caer por la algodonosa pala que queda inmediatamente por debajo de la silla. Esa nieve, incontrolable para una neófito en la materia como yo, es a la vez reto y y delicia, ya que el continuo reboce del cuerpo sobre la nieve es más caricia que golpe. Después, una vez invertidos los pesos e intuidos los giros, el goce de poder deslizarse por esas palas, entre el bosque y las estrecheces de las pendientes fue lo que inevitablemente nos metió el diablo en el cuerpo. Incapaces del exorcismo, abandonamos las pistas por los lugares en los que ningún riesgo de avalancha era posible, y aprendimos a toda prisa la nueva enseñanza. El tubo Nere nos hizo gozar como si de una trialera se tratara, mientras nos hervían las piernas. El reto estaba salvado, la tarea era posible, ¡¡y era mucho más satisfactoria que los casi aburridos descensos por pista!!. Según pasaba la tarde, en todo caso, las imágenes limpias y vírgenes de la mañana; la nieve inmaculada, parecían dejar paso al destrozo del paso humano, y aquellas líneas, aquellas huellas, nos hicieron poco a poco, perder interés…

domingo, 6 de febrero de 2011

DEGUSTACIÓN DE ARROCES. HOYO DE MANZANARES. SÁBADO 5 DE FEBRERO DE 2011.




El sábado, en Hoyo de Manzanares tuvo lugar uno de esos eventos inolvidables. Jaime y yo invitamos a algunos de los mejores comensales a la degustación de cuatro arroces. Nacida de una conversación intrascendente, la degustación empezó con un arroz caldoso de marisco exquisito, equilibrado y denso.  

Siguió con una arroz negro con sepia que fue el triunfador de la noche,

y siguió con una paella clásica con el gusto del garrofón

y el romero, para terminar con un risotto (sin vino ni queso) de verduras de temporada (brocoli, zanahoria, patata y manzana).



 Al primero le acompañó un Fragus, al segundo un Priorat, y a los dos últimos un tinto López Panach, puro Merlot.
 Una gozada.

martes, 1 de febrero de 2011

Pollo al Jerez

Hoy probé una nueva receta de pollo.  Pollo con verduras cocinado en salsa de Jerez con toquecito de Oporto. Una gozada. Lo importante es el pollo. Ecológico de verdad. Con carne firme de esa que parece que el pollo hace triatlones. Se sofríe el pollo con Jacoliva, en cebolleta previamente sofrita, claro, y luego se añade una zanahoria picadita y brócoli. Se añade agua hasta casi cubrir el pollo y un vaso de Jerez con unas gotas de Oporto. Se deja que se cocine con tranquilidad, hasta que la carne está en su punto (que de nuevo nos lo diga el diente y no el reloj). Y se sirve, empapándolo todo con el Jerez. Si sobra caldo, para el arroz de mañana. 

DELICIAS DE LA SEMANA

Aprovechando las verduras de temporada de la caja mágica de los de Milhistorias, me ha dado a la elaboración de la crema de coliflor, que ya intenté la semana anterior. Esta semana he encontrado la fórmula mágica, creo. La coliflor debe estar bien fresca, no hay que dejarla que coja olor. Eso lo primero. Después se prepara un sofrito (mejor en aceite Jacoliva sin filtrar, que tiene un sabor más fuerte) con cebolleta, una zanahoria, una patata pequeña y un puerro. Todo esto, ya se sabe, hasta que suda y queda en su punto. Después se añade la coliflor en trozos, y se hierve todo con tranquilidad hasta que las verduras se ablandan (que esto nos los diga el paladar, no el tiempo). Una vez que tenemos esto se pasa por la pasapurés generosamente, y después por el chino. Tenemos una crema finísima, pero todavía esta todo por hacer. Si la tetxtura no nos convence podemos añadir un poquito de agua, o bien harina, un pelín, según en la dirección que queramos la textura. Después de  rectificar el punto de sal, se echa media cucharadita de pimentón y se revuelve todo bien. Se le puede añadir un poco de pimienta negra, y a correr. Se sirve en cuencos con jamón ibérico (el ideal es el de la caja de navidad de Ebrofoods) cortado finito, y…¡a gozar!

 Para acompañar, un plato riquísimo es el que hice ayer lunes, para empezar la semana; ventresca de bonito con salsa de zumo de manzana con Cointreu. Es facilísimo. Se pone la ventresca en una fuente previamente aceitada, con la piel para abajo, se sala levemente por arriba (al gusto) y se prepara el horno a 200 grados. Se deja en el horno no más de 12 minutos, se saca y se le riega con el zumo de 4 manzanas, mezclado con un chorrito de Cointreau (unos 3 cl).


   
                          

Es pura delicia.

 De postre, se saca dulce de Guayaba hecho por Norma, con la receta cubana, con Guayabas de la isla grande. ¡Y para qué más!