sábado, 28 de agosto de 2010

El bosque de Carlac, 28 de Agosto.




El bosque de Carlac es como un bosque encantado. En él, la araña madre espera la caída del saltamontes, lo envuelve como si se tratara de hacer un crep, y lo deja allí, momificado, a expensas de su muerte. Una senda fuerte te lleva hacia arriba hasta que el oxígeno deja sólo arbusto bajo, para después internarte en un bosque de sombras, con robles, avellanos, retama y el helecho bajo que lo llena todo. Sobre cada árbol, sobre cada hongo, sobre cada detalle del bosque abre Miguel su libro de la sabiduría. Y así nos ilustra, embelleciéndolo aún más. Este bosque de Carlac es parte del Camin Reiau; esos 150 kilómetros que una loca hizo en dos días corriendo, y que es el hijo lindo de Lola, nuestra Lola, la de la Aranbike, la del hotel Pirene, la de la media maratón y la que se inventó la subida de escaleras de esta mañana, que nosotros hicimos "quedito" y los que compitieron hicieron con y como pudieron (200 de desnivel en 350 metros!!!). Pero Lola es, sobre todo, la de casa Lola, esa maravilla que ha ido haciendo con los años, con sus altillos, sus colores a madera, su horno, esa sauna que fue delicia de la noche de domingo, el jardín que da al valle, a Francia, y que fue la postal de la tarde de Domingo. Y luego los detalles, los cabeceros, la decoración, los colchones perfectos. Casa Lola es una casa encantada, como el bosque de Carlac, en el que los árboles siguen extraños designios para simular grandes aves, abrazos que son metáfora y donde se encuentran los nudillos de Dios, todo bajo la mirada de la araña madre.

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