lunes, 18 de octubre de 2010

La carrera de la ciencia. 16 de Octubre.

A las nueve en punto de la mañana sonó el disparo de salida. Estábamos en segunda fila, después de trepar la valla. Estábamos a merced de las sombras de Serrano. ¡¡Pero adónde van esos!!, debimos pensar viendo a los primeros. Tú como la sombra de Carlos y ahí sin moverte, me digo. Pero hostia a qué hostia va, pensé. Lo pensé sin reloj, tanta pijadita y luego no le sé dar al botoncito de iniciar. Vaya mierda. Hay que ver lo que prona Carlos, es de libro, me digo. Pero a qué hostia va, a mi me va costar ir diez kilómetros a esta leche, me oigo. Oye perdona, le digo a la chica, ¿en cuánto hemos pasado el dos mil? En seis cincuenta, dice. ¿Cómo?, digo. En seis cincuenta, repite. Gracias, le digo. Haciendo amigas hasta en las carreras. Pero a lo que íbamos, eso es ir a 3:25, una leche que no es pa mi. Tú tira, si no vas mal, hombre. Si sigues así te plantas en treinta y cinco minutos. Así que tiro del carro, adelantando grupos, hasta el kilómetro cuatro, donde está mi Cla y mi desfallecer. A Carlos se le ocurre pasar delante y yo le sigo, pero forzado. Hay que decidir, o reventar o regular. Yo que no soy de sufrir... ¡¡pues regular!!, decido. Carlos se aleja en el horizonte. Yo a lo mío. Pensamientos deslabazados hasta el siete. Y luego a remontar, que ya es hora. Termino los dos últimos kilómetros con fuerza, seguro de mi derrota con el cuñado Carlos. Pues sí que ha elegido bien mi hermana; un tío que me gana corriendo, el cabrón. En 36:31. Aquí le tienen.

Así que entro y veo que he hecho 37:10. Aquí estoy yo, con mi alma gemela.

Pues no está tan mal, ya tenemos la mínima para la San Silvestre. Ese era el objetivo, ¿no?, me consuelo. Pues sí, ese era. Así que a disfrutar de la derrota familiar. Qué gozada. Y no veo mejor manera que irme a patinar por el Retiro por la mañana con mi Clá, y con mis sobrinas a montar en el pulpo por la tarde, para así evitarle así a mi cuñado que pase el miedo que pasa uno en esos cacharros. Se lo merece, coño, que me ha ganado de largo esta mañana. Al César, lo que es del César.

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