lunes, 20 de agosto de 2012
FOZ HASTA CASI CERVO
Llueve por la mañana, así que nos dedicamos a disfrutar tranquilamente del desayuno y a actualizar, por llamarlo de alguna manera, algunas entradas del Blog. En ese momento pelean las dos fuerzas; la que nos tira para atrás y nos dice "quédense" y la que te hace salir a la arena; la que te reclama paso, movimiento, acción, búsqueda. En cada minuto de cualquier día conviven estas dos criaturas aladas. Marifé nos ha dicho que nos quedemos lo que queramos, así que la fuerza es aún mayor. Pero nos cocinamos algo y abandonamos la protección del hogar en busca de sulos más duros, más desprotegidos, donde quizá nos encontremos a nosotros mismos con mayor facilidad. El cielo gris vacía las playas que la otra tarde estaban llenas. Un socorrista de mar nos dice: "El cielo os pone un buen día para caminar, y a mi me da un día libre". La costa se va acantilando. Sin ruido, sin sobrecarga, nos va poniendo prados donde quedarnos. En las playas de abajo, se repite una pareja amarilla y verde: dos cubos de basura profundos en la arena. La única pareja de la playa. Pasamos por Nois, un pequeño puerto, algunas miradas extrañas, y la belleza por todos lados. Seguimos en pos de Cervo atravesando Burela; una infamia hecha a la ribera. Poco a poco va cayendo la noche, plata en el mar desde el paseo que va desde Burela hacia el Oeste. Pero nosotros seguimos en pos de Cervo, donde dicen que David Cal se preparó para este último tramo olímpico. Cervo, un pueblito en el interior cuyo mito nos ha nacido de las conversaciones con las gentes; un pueblo al lado de la fábrica de cerámica de Sargadelos, con el que vamos soñando en esta noche gris, pero no gris como la del Tango de Troilo, sino gris brillante. Caminar de noche es otra forma de vida. No previo al amanecer sino cuando sólo hay, detrás, oscuridad y silencio. Kilómetros y kilómetros sin ansiedad, con todo el mar para nosotros, con todos los caminos para nosotros. Apenas rozándo Cervo, plantamos, en medio de aquella noche, el nido de hoy.
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Como mola lo de los nidos, aunque yo ahora me veo mas bien como un albatros, en planeo eterno, pero si de mencias, pietropicudos o bobales hablamos aterrizo donde tu quieras que brindemos compañero. Feliz rodeo ¡¡¡
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