lunes, 15 de agosto de 2011
LA CENA PRIMERA
Qué hago yo, me preguntaba, en la cena primera, como un anticristo, levantándome de la mesa, sujetando un papel que me pide que cante una oración a un Dios en el que no creo, y someterme a una oración que se me escapa de las manos. Que hago yo de monaguillo del maestro de ceremonias cristiano, traduciendo a un mar de ateos como yo, cosas de la fe, en este ritual maravilloso que es la cena. Una primera cena con solo doce personas, como debio ser aquella de hace muchos años siendo sin embargo la ultima. Pero, aunque echo de menos la pregunta de si ser o no ser creyente, lo veo como una extraña ruina del pasado, un poco como las fotos de la Rodero, aunque estas me escuecen mas, todo sea dicho. Y asi observo, desde fuera, esa hipocrita actitud cristiana que te deja decidir invitandote de entrada a la respuesta. Adoro los rituales tanto como los detesto cuando permanecen fijos a algo ajeno. Quiza no sea posible otra cosa, quien sabe. En todo caso, una cena riquisima, Axoa vasca, un postre delicioso, y una limpieza e intimidad como posiblemente no vuelva a ver en el Camino...
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