jueves, 1 de septiembre de 2011

EL BURGO RANERO - LEÓN

  Llegando a León nos preguntamos si nos podríamos nombrar como los Peregrinos de última hora, y Pepe dice que sí, no está para más. Nos sentamos en una tapia baja y me pregunta ¿Pero no habrá una Policia del Camino para evitar esto? Y es que las ampollas le han creado una nueva imagen de Héroe. Desde el Burgo Ranero, esas lagunas con ranas, hasta León, hay 40 kilómetros. Pepe, antes de volverse a casa, quiso terminar a lo grande, así que lo hizo con chanclas. ¡¡Toma ya!! Por el Camino quedó la lluvia de la mañana, Ewa, la polaca, arrastrándose por el Camino hasta Reliegos, donde comimos en el bar del Tete los mejores tomates del país, mientras le hacíamos a Ewa nuestra primera entrevista en polaco. En nuestro espíritu Malinowsky, la dejamos hablar y hablar en su idioma, sin enterarnos de nada. Es nuestra segunda entrevista del día, después del murciano de esta mañana y algunas tomas del Tete, que tampoco están mal. Después, sin que varíe mucho ni el camino ni el paisaje, aparece Mansilla de las Mulas, a la que llegamos con Marisa, una mujer de Cuenca que una vez hizo el Camino con un caracol al que llamó Macaco, para el que hasta sacó credencial. Ve a los peregrinos con prisa, sin disfrute, y nos cuenta una y mil anécdotas de peleas por llegar pronto y de gestos feos. Hay otro camino, parece decir. Pero habla y habla sin dejarnos grabar hasta que en Mansilla decidimos seguir hasta León. Al salir del pueblo, sin embargo, vemos a nuestra americana que vive en Japón. Nos dice algo, pero los coches no nos dejan oír, así que me acerco, me pregunta si seguimos, y digo que no, que hemos llegado hasta allí para hacerle la entrevista, y no tarda en aceptar. Esta charla es, realmente iluminadora, y, aunque no hemos revisado el material, nos cuenta que caminar es para ella un proceso de integración, que el decidir caminar y el no conocer a nadie facilita la comunicación y crea la burbuja. Hay algo en el caminar que tiene que ver con la integración del cuerpo en todos los procesos humanos. Ella es original de Boston, pero vive en Japón precisamente por eso, nos cuenta. Es antropóloga, así que le pregunto por cómo lo ve desde sus ojos de antropóloga, y me habla del espacio entre los límites, el espacio liminal, ese espacio de máxima libertad. Es eso, dice, el Camino, es esa la verdadera oportunidad del camino, su secreto. Este encuentro con Cristat, y una conversación telefónica en argentino fingido son los dos momentos del día. En ambas brilla la inteligencia, ese bien escaso que encontramos como si de verdadero petróleo se tratara.

1 comentario:

  1. Cagüen los japoneses y sus procesos porque yo tengo los pies desintegrados.
    Abrazos desde mi sofa.
    Pepe "el chanclas"

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