Aprovechando las verduras de temporada de la caja mágica de los de Milhistorias, me ha dado a la elaboración de la crema de coliflor, que ya intenté la semana anterior. Esta semana he encontrado la fórmula mágica, creo. La coliflor debe estar bien fresca, no hay que dejarla que coja olor. Eso lo primero. Después se prepara un sofrito (mejor en aceite Jacoliva sin filtrar, que tiene un sabor más fuerte) con cebolleta, una zanahoria, una patata pequeña y un puerro. Todo esto, ya se sabe, hasta que suda y queda en su punto. Después se añade la coliflor en trozos, y se hierve todo con tranquilidad hasta que las verduras se ablandan (que esto nos los diga el paladar, no el tiempo). Una vez que tenemos esto se pasa por la pasapurés generosamente, y después por el chino. Tenemos una crema finísima, pero todavía esta todo por hacer. Si la tetxtura no nos convence podemos añadir un poquito de agua, o bien harina, un pelín, según en la dirección que queramos la textura. Después de rectificar el punto de sal, se echa media cucharadita de pimentón y se revuelve todo bien. Se le puede añadir un poco de pimienta negra, y a correr. Se sirve en cuencos con jamón ibérico (el ideal es el de la caja de navidad de Ebrofoods) cortado finito, y…¡a gozar!
Para acompañar, un plato riquísimo es el que hice ayer lunes, para empezar la semana; ventresca de bonito con salsa de zumo de manzana con Cointreu. Es facilísimo. Se pone la ventresca en una fuente previamente aceitada, con la piel para abajo, se sala levemente por arriba (al gusto) y se prepara el horno a 200 grados. Se deja en el horno no más de 12 minutos, se saca y se le riega con el zumo de 4 manzanas, mezclado con un chorrito de Cointreau (unos 3 cl).
Es pura delicia.
De postre, se saca dulce de Guayaba hecho por Norma, con la receta cubana, con Guayabas de la isla grande. ¡Y para qué más!
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"Amigo, comerás bien y podrás saciar tu sed y tu hambre si deseoso vienes". Dicen que con esta frase se acostumbraba a invitar formalmente en la Antigua Roma, y creo que Pablo lo intregra a la perfección con su "¿te apetece venir a casa a comer?"
ResponderEliminarNo sólo porque podrás saciar tu sed y tu hambre hasta decir basta, sino porque sabes que vas a disfrutar de la comida.
Pobre quedaría ese jamón ibérico sin la compañía de tan exquisitas verduras cultivadas por manos frágiles y la cocina de la mano ágil y entusiasta de Pablo, que mágicamente convierte lo difícil en fácil, y nos regala, con una amplia sonrisa, la dicha de saborear cada bocado.
Yo me siento muy afortunada y seguro que hay mucha gente más....